miércoles, enero 30, 2013

Habla Victorino Martín (Hijo)

“El Estado no hace nada ni por nosotros ni por la Fiesta. Teóricamente, es responsable de una herencia genética única, pero en lugar de protegernos, nos maltrata. Ayudan a las especies salvajes en peligro de extinción y por el toro bravo no hacen nada. Europa mantiene sus ayudas a la producción de carne, aunque no prevé nada sobre la especificidad de la raza brava… tuvimos complejos a la hora de reivindicar que teníamos derechos, como si hiciéramos algo amoral. ¡Cuando es justo al revés! Somos pioneros en el dominio de la selección animal, mantenemos zonas naturales a bajo rendimiento en estado salvaje, preservamos el genotipo de nuestro ganado y nos sentimos orgullosos, a pesar de que no se nos reconoce mérito alguno. Poca gente da importancia al hecho de criar tal o cual encaste. Mi padre salvó del matadero al de Albaserrada, pero sólo se le recompensó una vez que triunfó. Y no las autoridades, sino el público y los aficionados. La ley actual está inadaptada: no tiene en cuenta la ganadería extensiva. Para los técnicos europeos, es como si nuestras reses, que conviven a la fuerza con especies salvajes y son amenazadas por las enfermedades que éstas contraen, vivieran en establos. ¿De qué sirve esto de realizar inspecciones sanitarias dos o tres veces al año, con el trabajo y los gastos que ocasionan, si no controlan a los jabalíes y los ciervos? Y cuando un animal da positivo, lo matan y nos indemnizan con el 10% de su valor. Es ridículo. Deberíamos, al contrario, gozar de las medidas de protección reservadas para las especies en peligro de extinción. Un día u otro, probablemente esto suceda, pero mientras tanto, cada año que pasa, vemos desaparecer ganaderías… algunas únicas. La familia Sánchez Cobaleda presenció como la suya se iba al matadero. ¡Qué herejía!”.
Victorino Martín en el número de Tierras Taurinas dedicado al encaste encinas 

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