miércoles, julio 23, 2014

Las tauromaquias primigenias en la Camarga


Cuando Van Gogh pintó el coliseo de Arles un día de toros, las tauromaquias primigenias atravesaban un periodo fastuoso en Francia. Mucho antes de que se introdujera ganado español, dos juegos existían, al menos desde la Edad Media, gracias a un par de razas autóctonas:  alrededor de los estanques de Gascogne, la “vaca marina”; y en las marismas de Provence, el toro camargués.

[…] En el año 1512, cuando Provence resulta anexionada a Francia, nace la “Confrérie des Gardians”, hermandad con fin de auxilio mutuo que agrupa a todos aquellos que cuidan de los caballos blancos y los toros que pueblan estas inmensidades salvajes. Allí se concentran gente muy humilde y aristócratas casados con sus marismas, propietarios y vaqueros, unidos por el mismo amor al toro y a la libertad. Sin valle ni límite, las ciénagas de la Camarga, que copan todo el delta del Ródano, representan una “tierra de nadie”, con habitantes que malviven en chozas de paja y barro, y que llevan a los rebaños de pasto en pasto.

El origen de los juegos taurinos en Camarga es el mismo que en las Landas o España: el hombre desafía al toro cuando lo conduce al matadero por las calles de la ciudad. Al principio, estos divertimentos nacen y se practican en las mismas fincas -denominadas “mas” o masías- cada vez que encierran al ganado, para adueñarse de las ciudades más adelante. Se trata de un sencillo juego de habilidad donde se intenta tocar los pitones del toro. 

Tierras Taurinas - Viaje a Francia -

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