viernes, junio 19, 2015

"Querencias. Antología de cuentos costumbristas"

La editorial Modus Operandi acaba de publicar esta antología de cuentos costumbristas que ya se encuentra en las librerías. Decir que en la selección se encuentran ocho relatos taurinos y junto a nombres como Antonio Burgos, Javier Villán o Aquilino Duque encontramos las firmas de Andrés de Miguel, Gloria Sánchez-Grande, Domingo Delgado de la Cámara , André Viard...

Gloria Sánchez Grande coordinadora del libro,  ha escogido a 21 autores y con este grupo ha afrontado un doble desafío: revitalizar el relato breve y apoyar la causa taurina en entredicho


Lo mejor es que les copie unas lineas del prólogo de Andrés Amorós:

Comprende el libro 21 relatos; cada uno, de un autor distinto, por orden alfabético (tres de ellos, mujeres). Tres son de autores plenamente consagrados: Antonio Burgos, Aquilino Duque y el fallecido José María Requena. Su extensión oscila entre dos y treinta y cinco páginas. Se nos informa de que dos de ellos (los de Duque y Villán) ya se habían publicado en otro volumen. Reflejan ambientes variados: Sevilla, Huelva, Madrid, Galicia, Salamanca y hasta Dusseldorf (en contraste con Extremadura). Dos –los de Manuel Cubero y Rosario Martínez- pertenecen al género histórico. Curiosamente, nada menos que ocho abordan el tema taurino pero sin caer en el superficial folclorismo. Como es lógico, la diversidad de temas y estilos es muy notable; para el lector, eso puede suponer un atractivo más (ya decía Cervantes que la variedad es madre del deleite).
Conocía yo a Isabel Bernardo como poeta de calidad, galardonada con el Premio Fernando Rielo de Poesía Mística: aquí, muestra su dominio del lenguaje rural, en contraste con el ciudadano. Recordaré una preciosa expresión que utiliza para describir lo que buscan los aspirantes a toreros: “soñar toro”...
El maestro Antonio Burgos nos conduce al paraíso perdido de la infancia: un puesto de chucherías, los rosados chicles “Bazooka”que permiten hacer globos, los helados de corte de tres gustos... Es decir, el territorio infinito de la nostalgia, de la que surge toda la literatura. “Se canta lo que se pierde”, precisó Antonio Machado.
Lo mismo, a través del mundo del cine, que tan bien conoce, nos presenta Carlos Colón: nuestra infancia está hecha de títulos de películas; también, de un día inolvidable en el que cayeron copos de nieve, como si fuera “Amarcord”...
Manuel Cubero nos ofrece una amena estampa del Cádiz de la Guerra de la Independencia, en la línea de Galdós o Pérez Reverte.
El breve relato de Andrés de Miguel está orientado a una sorpresa final, que ningún lector podría esperar.
Domingo Delgado de la Cámara, gran experto taurino, reelabora una anécdota picaresca que tiene base real (a mí también me la han contado) y que me recuerda “El tesoro de Sierra Madre”.
Aquilino Duque nos deslumbra con la calidad de sus metáforas para contar una historia de feliz iniciación a la vida, a la alegría de vivir.
Antonio García Barbeito ofrece un verdadero poema en prosa, con fragancias y sabores del campo y de la Cuaresma.
Ricardo Giráldez nos hace reflexionar sobre un mundo –el nuestro, justamente– donde todo se usa y todo se tira.
Muy original es el relato “bíblico administrativo madrileño” de Manuel Marqués: introduce como personaje al mismo Domingo Delgado que contribuye a este volumen y acaba enumerando una serie muy variopinta de personajes admirados y queridos (aquí puede comprobarse la amplitud de este “costumbrismo”).
Rosario Martínez nos conduce al muy atractivo mundo de la bohemia literaria madrileña, que conoce muy bien (por ejemplo, la peculiar relación entre Carmen de Burgos y Ramón Gómez de la Serna).
Tomas Paredes muestra la amplitud que puede tener –usando la expresión de Garaudy– un “realismo sin fronteras”.
Antonio Pillado elabora otro poema en prosa, de ambiente galaico, sobre el desamparo de un pajarillo.
José Ramírez nos hace sentir la emoción del paso del tiempo, los encuentros fortuitos y las repeticiones imprevistas.
Con brillantes enumeraciones caóticas, José María Requena presenta la compleja psicología de un maduro matador de toros. Es una historia que me ha recordado la gran película “Torero”, de Carlos Velo.
Manuel Jesús Roldán concilia el conocimiento, el amor y la ironía, en su estampa de la Semana Santa sevillana.
Javier Sachez presenta una historia trágica, partida en dos mundos opuestos.
Gloria Sánchez-Grande muestra el valor simbólico de las coplas y de las comidas populares para entender la vida cotidiana, en la costa onubense.
Francisco Tardáguila pone al día la muy venerable tradición de los cuentos de Navidad.
André Viard, que ha sido matador de toros antes que escritor y defensor de la Fiesta, cuenta una historia del mundo taurino: una de tantas pequeñas tragedias de un perdedor...
Javier Villán, en fin, juega irónicamente con el futuro de una Tauromaquia prohibida, que puede renacer precisamente gracias al encanto de lo clandestino.
Muchas costumbres, muchos mundos, muchos estilos... "

Les dejo, por último, con algunas de las ilustraciones de  Lucie Geffré para el libro

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