viernes, junio 03, 2016

Javier Ambel

 
Tercio de banderillas del tercer toro, de escasa movilidad y tardo de embestida como todos sus hermanos. Una tensa espera para los subalternos. El responsable de la lidia, Javier Ambel, capote prendido en las yemas de los dedos, se dispone a dar una lección de toreo; llama al toro, se deja ver, sin prisa, con elegancia, lo embebe en la tela, sin tocarla, con suavidad, como una caricia. Y así, uno, dos, tres y hasta cuatro lances interminables que supieron a gloria en una tarde que se precipitaba por la ladera del sopor. El animal quedó en los medios, y el matador, Rubén Pinar, indicó que lo acercaran a tablas. Lo intentó Ambel a una mano, pero el toro no respondió, y volvió a dibujar otros dos lances para los paladares exquisitos de los muchos que supieron verlo.
Antonio Lorca 

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